martes, 12 de septiembre de 2017

Nuestro Mundo el Planeta en qué Vivimos







Nuestro Mundo el Planeta en qué Vivimos 



1º 
Vivimos en un mundo extraordinario con infinitos paisajes, infinitas especies de animales y vegetación e infinitas maravillas que no dejan de sorprendernos. Muchas veces, sin embargo, son las cosas más simples las que nos dejan pensando en lo agradecidos que estamos o deberíamos estar de nuestro extraordinario planeta. 
Aunque pueda resultar curioso, la preocupación humana por la protección del medio ambiente no es un fenómeno que se ha puesto de moda en los últimos años. Si nos remontamos a los inicios de la civilización, encontraremos ya los primeros intentos de concienciación.
Ya 400 años antes de Cristo encontramos la obra de Hipócrates “Aires, aguas y lugares” en la que se acentúa la importancia del medio ambiente para el cuidado de las enfermedades y los beneficios que podía tener este para nuestra salud.
Según avanza la historia del hombre en la Tierra, encontramos otros autores como Thomas Sydenham, Giovanni Maria Lancisi, William Farr o John Snow que también escribieron interesantes postulados sobre la necesidad de un medio ambiente adecuado para garantizar nuestra existencia. Ya no de las personas que ahora pisamos la Tierra, sino de los generaciones futuras: nosotros somos responsables del planeta que les dejamos.

Según datos de la OMS (Organización Mundial de la Salud), mueren aproximadamente 1,3 millones de personas en todo el mundo por los efectos de la contaminación atmosférica urbana. La mitad proceden de países en vías de desarrollo.
Las afecciones y falta de higiene en el medio ambiente afectan de diferentes formas a la salud de los habitantes. Problemas respiratorios, cardíacos, cánceres, etc., son los efectos más habituales. Estos se revelan con mayor virulencia en aquellas personas que ya están aquejadas de algún tipo de enfermedad.
Si vivimos en una sociedad con un medio ambiente sucio capaz de provocar un gran número de enfermedades, es evidente que nuestro cuerpo jamás gozará de una buena salud. Este hecho redunda negativamente en nuestra mente.



2º                        El Planeta Tierra es el planeta donde nosotros vivimos y habitamos. Si uno pensara en todo lo que contiene nuestro planeta, en la cantidad de especies que conviven, en las obras monumentales que el hombre ha creado en él, termina por darse cuenta que la Tierra es inmensa y que ofrece un equilibrio perfecto en cuanto naturaleza, que lamentablemente el hombre se ha encargado de manipular aun cuando se conozca que dicha manipulación trae serios problemas poniendo en peligro especies de seres vivos, como está ocurriendo con especies vegetales y animales.
La Tierra tiene una forma redonda, por la fuerza que el Sol ejerce sobre ella, y es alrededor del Sol que la Tierra gira en un movimiento de traslasción que dura 365 días (los días que dura el año)
Además, la Tierra también realiza un movimiento de rotación, por el cual gira alrededor de su propia órbita, y tiene un satelital natural, la Luna, que gira alrededor de la Tierra atraída por la fuerza de gravedad que nuestro Planeta sobre ella ejerce.

Hasta el momento, la Tierra es el único planeta del Sistema Solar en el cual se desarrolla la vida, aunque desde hace años los científicos estudian e investigan acerca de si en otros planetas del mismo Sistema puede ser factible el desarrollo de seres vivos, sobre todo buscando indicios de la existencia de agua y también teniendo en cuenta la gravedad de cada uno de ellos, que es la que a nosotros, loq que vivimos en la Tierra, nos permite estar sobre ella asentados y no flotando por el aire, como por ejemplo si ocurre en la Luna, y que se vio claramente cuando astronautas norteamericanos llegaron hasta ella en 1969 para explorarla.
La Tierra tiene diferentes elementos en su composición que forman en sí todo el conjunto: por ejemplo, la biosfera la componen todos los seres vivos (humanos, especies vegetales y especies animales), mientras que la hidrósfera es aquella parte que tiene como composición principal todas las masas de agua que se encuentran en el planeta: lagos, mares, ríos, los grandes icebergs (agua en estado sólido o hielo), entre otros.

El interrogante acerca de cuándo se formó u originó el Planeta Tierra ha sido eje y centro de debates, polémicas y posiciones encontradas entre pensadores y científicos de todas las ramas de la ciencia y diversas disciplinas
Lo cierto es que la Tierra comenzó su origen hace más de cuatro mil quinientos millones de años, aunque la vida existente en la Tierra, surgió mucho después, aproximadamente unos mil millones de años atrás. Como “casa” de vida, es aún hoy el único cuerpo dentro del espacio que se conozca como capaz de alojar vida.
Así como el origen de la Tierra suscitó numerosos debates e investigaciones, también el hecho de su “vida útil”, es decir hasta cuándo “vivirá” el Planeta Tierra también fue centro de especulaciones, investigaciones y reflexiones. En este sentido, algunos científicos creen que la Tierra será capaz de alojar vida por unos quinientos millones más de años, momento en el cual se espera que las radiaciones emanadas por el Sol sean mucho más fuertes de lo que lo son en la actualidad y comiencen a deteriorar la biósfera terrestre hasta producir la desaparición de ésta.


3º El mundo en el que vivimos es un lugar maravilloso. Estamos rodeados de cosas realmente espectaculares todo el tiempo, sólo tenemos que fijarnos bien, ya que no siempre somos capaces de darnos cuenta.
Por suerte, hay muchas personas ahí fuera que trabajan constantemente en recordárnoslo de todas las bellezas ocultas de la vida. Los fotógrafos son uno de esos grupos que dedican todas sus fuerzas y habilidades en conseguirlo, capturando los mejores momentos y trayéndonos las cosas más hermosas de cada día.

4º El planeta Tierra es nuestro mundo, es nuestro hogar es la cuna el hábitat de miles y miles de formas de vidas y maravillas únicas en el universo y debemos aprender a cuidarlo y quererlo
Como es necesario, ya que de la misma forma que nos preocupamos por mejorar y mantener bien nuestro propio hogar lo mismo debemos hacer con nuestro planeta; para de esta forma vivir mejor.
Si cada uno de nosotros contribuye en el cuidado y protección del ambiente podemos salvar el planeta.
A continuación veremos algunos consejos útiles para proteger nuestro planeta.


Ahorremos gota a gota
"Intentemos que el tiempo de ducha sea inferior a 5 minutos."
Vigilemos el consumo eléctrico
"Utilicemos bombillas de bajo consumo."
No contaminemos el aire
"Evitemos los ambientadores elaborados con productos    químicos."
Protejamos el origen de la vida
"No tiremos basuras al mar y a los ríos."
Utilicemos energías renovables
"Solo son necesarias 2 horas para cargar el móvil, evitemos dejarlo toda la noche."
Recicla al máximo
"Cada vez que reciclas un metro de periódicos de alto, salvas un árbol."
Utilicemos transportes alternativos

"El transporte público y la conducción eficiente son nuestros mejores aliados."
Mejor tejidos naturales
"Para fabricar unos pantalones vaqueros se utilizan mas de 300 grs. de pesticidas. Mejor de algodón orgánico."
Cuidemos nuestra tierra
"Usar pesticidas químicos y tirar basura al desagüe contamina los ríos que riegan nuestra tierra."
Consumamos de manera responsable
"Hagamos la prueba: pasemos un día sin gastar. Cuanto menos consumimos, menos contaminamos."
Amemos la naturaleza
"Utilicemos el papel por las dos caras."
Pensemos en lo que tiramos
"Usemos los puntos verdes de nuestras ciudades para el material eléctrico y electrónico en desuso."



5º  La galaxia a la cual pertenece la Tierra se llama Vía Láctea. Esta tiene forma de disco plano con brazos de estrellas en espiral y su nombre en latín significa “camino de leche”. Existen millones de galaxias más en el universo.

6º 
Formación de la Tierra
La Tierra que conocemos tiene un aspecto muy distinto del que tenía poco después de su nacimiento, hace unos 4.470 millones de años. Entonces era un amasijo de rocas conglomeradas cuyo interior se calentó y fundió todo el planeta.
Formación de la Tierra
La Tierra que conocemos tiene un aspecto muy distinto del que tenía poco después de su nacimiento, hace unos 4.470 millones de años. Entonces era un amasijo de rocas conglomeradas cuyo interior se calentó y fundió todo el planeta.
Con el tiempo la corteza se secó y se volvió sólida. En las partes más bajas se acumuló el agua mientras que, por encima de la corteza terrestre, se formaba una capa de gases, la atmósfera.


Formación de la Tierra
La Tierra que conocemos tiene un aspecto muy distinto del que tenía poco después de su nacimiento, hace unos 4.470 millones de años. Entonces era un amasijo de rocas conglomeradas cuyo interior se calentó y fundió todo el planeta.
Con el tiempo la corteza se secó y se volvió sólida. En las partes más bajas se acumuló el agua mientras que, por encima de la corteza terrestre, se formaba una capa de gases, la atmósfera.
Formación de la Tierra
Agua, tierra y aire empezaron a inteactuar de forma bastante violenta ya que, mientras tanto, la lava manaba en abundancia por múltiples grietas de la corteza, que se enriquecía y transformaba gracias a toda esta actividad.

Formación del Sol y los planetas
Según los científicos, hace unos 13.800 millones de años se produjo una gran explosión, el Big Bang. La fuerza desencadenada impulsó la materia, extraordinariamente densa, en todas direcciones, a una velocidad próxima a la de la luz. Con el tiempo, y a medida que se alejaban del centro y reducían su velocidad, masas de esta materia se quedaron más próximas para formar, más tarde, las galaxias.
No sabemos qué ocurrió en el lugar que ahora ocupamos durante los primeros 10.000 millones de años, si hubo otros soles, otros planetas, espacio vacio o, simplemente, nada. Hacia la mitad de este periodo, o quizás antes, debió formarse una galaxia.


Formación del Sistema Solar
Cerca del límite de esta galaxia, que hoy llamamos Vía Láctea, una porción de materia se condensó en una nube más densa hace unos 5.000 millones de años. Esto ocurría en muchas partes, pero esta nos interesa especialmente. Las fuerzas gravitatorias hicieron que la mayor parte de esta masa formase una esfera central y, a su alrededor, quedasen girando masas mucho más pequeñas.
La masa central se convirtió eu una esfera incandescente, una estrella, nuestro Sol. Las masas pequeñas también se condensaron mientras describían órbitas alrededor del Sol, formando los planetas y algunos de sus satélites. Entre ellos, uno quedó a la distancia justa y con el tamaño adecuado para tener agua en estado líquido y retener una importante envoltura gaseosa. Naturalmente, este planeta es la Tierra.

Sólido, líquido y gaseoso
Después de un periodo inicial en que la Tierra era una masa incandescente, las capas exteriores empezaron a solidificarse, pero el calor procedente del interior las fundía de nuevo. Finalmente, la temperatura bajó lo suficiente como para permitir la formación de una corteza terrestre estable.
Al principio no tenía atmósfera, y recibia muchos impactos de meteoritos. La actividad volcánica era intensa, lo que motivaba que grandes masas de lava candente saliesen al exterior y aumentasen, gradualmente, el espesor de la corteza al enfriarse y solidificarse.


Primeros tiempos de la Tierra
Esta actividad de los volcanes generó una gran cantidad de gases que acabaron formando una capa sobre la corteza. Su composición era muy distinta de la actual, pero fue la primera capa protectora y permitió la aparición del agua líquida. Algunos autores la llaman "Atmósfera I".
En las erupciones, a partir del oxígeno y del hidrógeno se generaba vapor de agua, que al ascender por la atmósfera se condensaba, dando origen a las primeras lluvias. Al cabo del tiempo, con la corteza más fría, el agua de las precipitaciones se pudo mantener líquida en las zonas más profundas de la corteza, formando mares y océanos, es decir, la hidrosfera.

7º     La palabra mundo significa y se utiliza para definir infinidad cosas: el planeta en el que habitamos, la esfera con la que se representa el globo terráqueo, la totalidad de personas (género humano) o el conjunto de todas las cosas creadas; tal y como nos dice el Diccionario de la RAE en algunas de las acepciones que le da.
El origen del término lo encontramos en el latín ‘mundus’, cuyo significado es limpio (de ahí que palabras como ‘inmundo’/’inmundicia’  se utilicen para referirse a aquello sucio y asqueroso). A pesar de que, a primera vista, poco o nada pueda tener en relación el significado de le damos hoy en día a mundo con la palabra limpio, éste es un calco de otro término (proveniente del griego):  cuya traducción es khosmos/cosmos (ordenado).
Los antiguos filósofos estaban en el convencimiento de que no había nada tan limpio y ordenado como el universo, de ahí que se utilizase el término mundo para referirse al conjunto de todas las cosas creadas, entre ellas la Tierra.

La ciencia moderna propone una visión del hombre y el universo mucho más armónica que la de muchas religiones o filosofías. Esta acaba con el mito de que el hombre fue simplemente dejado a su suerte en el mundo, y más bien propone una relación íntima, en su composición y desarrollo, 
de su existencia y la del universo. “Somos una manera en que el cosmos se conoce a sí mismo”, solía decir el astrónomo estadounidense Carl Sagan. Un recorrido por los últimos descubrimientos de la ciencia nos permite atisbar, siguiendo la posta de Sagan, una respuesta a la pregunta esencial por excelencia: ¿De dónde venimos?
Uno de los principales pecados que hemos cometido a lo largo de los cuatro siglos de desarrollo de la ciencia ha sido creer que esta podría resolver todos los problemas de la humanidad a través únicamente de desarrollo tecnológico. A lo largo de los años, las reflexiones acerca de la naturaleza del hombre y de su lugar en el universo han quedado confinadas a círculos intelectuales reducidos, mientras que la tecnología, también producto de esas investigaciones, sí ganó un lugar preponderante en la sociedad.


El hombre moderno apuesta por la innovación tecnológica, pero es incapaz de advertir que en ella no radican las respuestas a sus frustraciones más esenciales: la tecnología, por sí misma, nunca será capaz de saciarnos. Nuestras necesidades biológicas, sí; las sociales, tal vez. Pero el ser humano es mucho más que un animal que lucha por sobrevivir: el hombre es, por naturaleza, un ser que busca no solo adaptar su entorno a él, sino también conocer su mundo interior.
Nuestra imposibilidad por responder a ciertas preguntas fundamentales nos ha llevado a percibir lo sobrenatural como una fuente poderosa de desarrollo espiritual. Gran parte de las religiones y doctrinas filosóficas son intentos por configurar la vida material como un medio para acceder a un plano elevado.

 Estas ideologías han logrado satisfacer espiritualmente a millones de personas y probablemente lo seguirán haciendo durante miles de años debido a la dificultad que existe en debatir acerca de aquello que, por definición, se encuentra fuera de la experiencia. En cualquier caso, nunca ha sido asunto de la ciencia el estudio de lo sobrenatural o del mundo interior del hombre y es tal vez por este motivo que la sociedad moderna suele verla como una construcción intelectual rígida y sin lugar para el desarrollo personal del ser humano.
Se trata, sin embargo, de una idea bastante alejada de la realidad. La física, en su afán por comprender las leyes del mundo natural, poco a poco ha ido revelando la historia del universo y, por extensión, la historia del hombre y de su lugar en este. La historia que ofrece no es una historia de cómo el hombre llegó al universo, sino una historia de cómo el universo llegó a transformarse en el hombre.



El origen de la realidad
La historia del universo inicia hace aproximadamente trece mil ochocientos veinte millones de años, en un fenómeno que hoy conocemos como el Big Bang. Cuando uno escucha la palabra universo, lo primero que nos viene a la mente son objetos brillantes que existen fuera de la Tierra y que hemos visto alguna vez en una imagen o un documental. Pero el universo es mucho más que eso: las luces filtrándose por la ventana en el último momento de la tarde, el apoyo incondicional de una madre a sus hijos y todo cuanto se llegue a vivir y soñar en este mundo lo conforma y debe su existencia a un solo fenómeno que ocurrió hace miles de millones de años. Esta distinción es importante por dos motivos: el primero es que nos permite entender que el origen del universo fue el origen no solo de los astros, sino también del mundo que nos rodea, de cada uno de los detalles de nuestras vidas e incluso de nuestras experiencias más humanas. El segundo motivo, tal vez aún más importante, es que nos hace ser conscientes de que todo, absolutamente todo lo que es parte de nuestras vidas, comparte el mismo origen.

La cosmología moderna nos ha enseñado que el universo comenzó con un tamaño millones de veces más pequeño que el de un átomo y desde entonces no ha detenido su expansión. Eso significa que en algún instante justo después del Big Bang el universo necesariamente estuvo contenido en un volumen no más grande que el de una ciruela: el universo entero cabía en la palma de una mano. Del contenido de ese diminuto volumen eventualmente nacerían no solo el sol y sus planetas, sino incluso aquellas galaxias que se encuentran a miles de millones de kilómetros de nosotros, en algún otro rincón oscuro del espacio. De aquella pequeña esfera también nacería el hombre: todos los seres humanos provenimos de ese diminuto volumen incandescente que existió hace millones de años instantes después del Big Bang.

El fin de la simetría
La primera etapa de la evolución del universo es conocida como la época de Planck, en honor al físico alemán Max Plack, uno de los padres de la mecánica cuántica. Por desgracia, haría falta una teoría cuántica de la gravedad, inexistente por ahora, para entender al detalle la complejidad del universo durante este periodo. En la actualidad existen varias teorías que buscan resolver este problema, entre las cuales se encuentran la teoría cuántica de lazos y la famosa teoría de cuerdas, pero nada está dicho aún y tal vez la nueva revolución científica venga de manos de una teoría nunca antes vista y tan revolucionaria que nos hará redefinir no solo las leyes actuales de la física, sino nuestra comprensión misma de la realidad.


 La sustancia fundamental de la que está compuesto todo nuestro cuerpo ha sido parte del universo por miles de millones de años y aún después de nuestra muerte seguirá siéndolo, tal vez, por toda la eternidad.
Aun así, ciertas especulaciones se pueden hacer con respecto a la época de Planck y actualmente se cree que durante este periodo las interacciones de la naturaleza se encontraban unificadas. Hoy, por ejemplo, sabemos que la fuerza electromagnética puede ser de atracción o de repulsión, como sucede en los imanes, mientras que la gravedad siempre es atractiva, lo cual indica que existe una diferencia fundamental entre ambas y que por lo tanto existe más de una forma en que la naturaleza puede interactuar.

 Hasta la actualidad se han descubierto cuatro interacciones fundamentales: la interacción fuerte, responsable de la atracción entre quarks y de la existencia de partículas complejas como los protones; la interacción débil, responsable del decaimiento radioactivo; la interacción electromagnética, responsable de los fenómenos eléctricos y magnéticos; y la interacción gravitatoria, responsable de la fuerza de gravedad y de la estructura del universo a gran escala; absolutamente todas las fuerzas en el universo se pueden expresar en función de estas cuatro interacciones fundamentales.
En la época de Planck no existían estas distinciones, el universo tenía tal grado de homogeneidad que todas las interacciones se comportaban como una sola y habrían estado gobernadas por una única teoría, conocida por los científicos como teoría del campo unificado y popularizada por los medios con el nombre de “teoría del todo”. Las distintas fuerzas que observamos hoy serían simplemente la forma en que esa única interacción fundamental se manifiesta bajo las condiciones actuales del universo.


La simetría que existió en los principios del universo rápidamente comenzó a romperse y las interacciones fundamentales comenzaron a diferenciarse a medida que el universo se enfriaba al expandirse: la primera en separarse del resto fue la gravitatoria al finalizar la época de Planck, seguida rápidamente por la interacción fuerte. Los cosmólogos creen que en este punto la energía del vacío del universo, hoy llamada constante cosmológica, llegó a ser tan intensa que dio inicio a un fenómeno conocido como inflación cósmica. 
Durante este periodo, el universo se expandió de forma colosal, aumentando su volumen en un factor de aproximadamente diez a la ochenta, es decir, un uno seguido de ochenta ceros, en un tiempo menor a una trillonésima de trillonésima de segundo. Finalizado el periodo inflacionario la fuerza electromagnética y la fuerza débil comenzaron a diferenciarse rompiendo así la llamada simetría electrodébil, la última que restaba entre las interacciones fundamentales; desde entonces, las cuatro interacciones tomarían las formas independientes que tienen hoy en día.

La sustancia fundamental de la materia
Finalizada la era electrodébil, el universo se enfrió lo suficiente para que las partículas fundamentales adquieran la propiedad que hoy llamamos “masa” a través de sus interacciones con el famoso campo de Higgs y en particular para que los quarks, constituyentes fundamentales de la materia, se puedan comenzar a enlazar por medio de la interacción fuerte y así formar partículas más complejas. Existen seis distintos tipos o “sabores” de quarks, cada uno con su respectiva antipartícula: up (arriba), down (abajo), charm (encanto), strange (extraño), top (cima) y bottom (fondo). Los quarks se pueden unir en grupos de dos o de tres para formar nuevas partículas llamadas hadrones, cuyas propiedades dependerán de los sabores de los quarks involucrados. 
Por ejemplo, los quarks up y down son los menos masivos y son los constituyentes de los protones y neutrones: el protón está formado por dos quarks up y un quark down, mientras que el neutrón por un quark up y dos quarks down. Además de los quarks, existen otras partículas fundamentales como los leptones, entre los cuales se encuentra el electrón, y los bosones, que incluyen a las partículas responsables de transmitir las cuatro interacciones fundamentales y al bosón de Higgs. Por increíble que parezca, desde el origen del universo hasta la formación de los protones, solo transcurrió un segundo.


Toda la materia ordinaria con la que interactuamos en nuestra vida diaria está formada fundamentalmente por átomos, por quarks y electrones: el sistema solar, las formas de vida sobre la tierra, la superficie sobre la que se escribe este artículo y hasta nosotros mismos somos distintas formas en que estas partículas se agrupan e interactúan. Los seres humanos somos, en esencia, un conjunto de quarks y electrones que comenzaron a existir en los primeros instantes del universo y que, debido únicamente a las fuerzas de la naturaleza, por un corto periodo de tiempo convergieron en esta región del espacio-tiempo para dar origen a nuestro cuerpo físico e incluso a nuestra conciencia.
Se cree que la ciencia moderna, al reducir al hombre a un sistema de partículas materiales inertes, lo transforma en un ser autómata, frío, privado de toda espiritualidad. Pero la base fundamental de la perspectiva científica es que los seres humanos no tenemos ningún privilegio con respecto al resto del universo. Aferrarse a la idea de que el hombre se encuentra por encima de las leyes de la naturaleza, si bien es cierto lo hace sentir elevado, al mismo tiempo lo arranca de la realidad y lo aísla del resto del mundo, dando lugar a preguntas innecesarias acerca del origen y significado de su existencia que casi siempre son respondidas recurriendo a algún evento sobrenatural.

Para la ciencia moderna, nosotros no fuimos colocados en este universo, nosotros somos una consecuencia natural de la existencia del universo. Somos el universo en sí. Las partículas de las que estamos hechos son las mismas que hacen brillar al sol. Las leyes físicas a las que estamos sujetos son las mismas que permiten volar a las gaviotas. Los procesos biológicos que dieron origen a nuestra especie son los mismos que dieron origen a las orquídeas. Incluso la historia misma del universo está impresa en cada uno de nosotros: como seres vivos probablemente existamos desde hace solo unas cuantas décadas, pero la sustancia fundamental de la que está compuesto todo nuestro cuerpo ha sido parte del universo por miles de millones de años y aún después de nuestra muerte seguirá siéndolo, tal vez, por toda la eternidad.


Ser conscientes de que los átomos de nuestro cuerpo alguna vez fueron parte de una estrella inevitablemente nos hace reformular nuestro lugar en el universo y lo extraordinario de la naturaleza humana: no solo existimos en este universo, el universo también existe en nosotros.
Un viaje desde las estrellas
Los átomos de los que está compuesto el ser humano y toda la materia del universo están formados por un núcleo muy denso, compuesto de protones y neutrones, y por cierta cantidad de electrones que se mantienen ligados al núcleo por medio de fuerzas electromagnéticas, de forma similar a como la Luna está ligada a la Tierra por la fuerza de gravedad. Cada elemento químico está caracterizado por la cantidad de protones en su núcleo, independientemente del número de neutrones presentes; por ejemplo, los más sencillos de todos, el hidrógeno y el helio, poseen uno y dos protones, respectivamente. Debido a su simplicidad, luego de que los quarks reaccionaron para formar protones y neutrones, aquellos dos elementos fueron los más abundantes en el universo y a lo largo de millones de años comenzaron a formar nubes gigantescas de gas en todo el espacio.

A medida que el universo continuaba expandiéndose y enfriándose, las nubes de hidrógeno y helio que se habían formado en las etapas más tempranas comenzaron a aglomerarse debido a la fuerza de gravedad, formando esferas gigantescas, miles de veces más grandes que la tierra, que se comprimían más y más a medida que pasaba el tiempo. Así como nuestras manos se calientan al frotarse, estas esferas gaseosas comenzaron a calentarse debido al rozamiento entre los átomos de hidrógeno y helio presentes y sus centros comenzaron a arder, alcanzando temperaturas de millones de grados centígrados.
Las altas temperaturas en los núcleos de estas nubes de gas provocaron que los átomos de hidrógeno y helio comenzaran a fusionarse entre sí para formar núcleos cada vez más pesados, un proceso que lleva el nombre de nucleosíntesis. En la actualidad existe una gran variedad de elementos químicos, cada uno con una cantidad distinta de protones: el carbono posee seis protones; el nitrógeno, siete; el oxígeno, ocho; y el número de protones de los elementos sigue aumentando a medida que el átomo se hace más pesado como es el caso del oro, que posee setenta y nueve protones. 

Ninguno de estos elementos químicos se formaron directamente por el Big Bang, todos ellos fueron fabricados en los centros de nubes incandescentes de hidrógeno y helio a medida que los átomos más ligeros se fusionaban entre ellos. Estas reacciones de fusión nuclear elevaron aún más la temperatura de las nubes gaseosas, las cuales poco a poco comenzaron a brillar y eventualmente se transformaron en aquellos astros luminosos que hoy llamamos estrellas. Las etapas tempranas del universo dieron origen a los protones y neutrones, pero fue en las primeras estrellas en donde se formaron los núcleos de todos los átomos que encontramos actualmente en la naturaleza y en donde se siguen formando aún en la actualidad.


A medida que las reacciones de fusión nuclear producen elementos cada vez más y más espesados, como el cobre o el hierro, el equilibrio entre las explosiones nucleares, que tienden a expandir las estrellas, y la fuerza gravitatoria, que tiende a comprimirlas, se hace cada vez más delicado y las estrellas comienzan a volverse inestables. Si la masa de la estrella es lo suficientemente grande, en un determinando instante esa inestabilidad provocará que la estrella colapse y se transforme en una supernova, liberando todo su contenido al espacio exterior en una explosión tan intensa que su resplandor puede incluso llegar a superar al de toda una galaxia. Es de esta forma en que los átomos más pesados que el hidrógeno y el helio son creados y dispersados en el universo: son cocinados a lo largo de millones de años a millones de grados centígrados y luego segregados al espacio en los últimos segundos de vida de sus estrellas progenitoras.

Los elementos químicos presentes en la Tierra no son la excepción; todos los seres humanos que habitamos en ella estamos compuestos mayormente por átomos que alguna vez, hace millones de años, fueron creados en el núcleo de una estrella ahora ya extinta: los seres humanos estamos hechos, literalmente, de polvo de estrellas. La naturaleza estelar de la humanidad es la conexión más directa entre el hombre y el cosmos y es probablemente uno de los más maravillosos descubrimientos de la astrofísica. Ser conscientes de que los átomos de nuestro cuerpo alguna vez fueron parte de una estrella inevitablemente nos hace reformular nuestro lugar en el universo y lo extraordinario de la naturaleza humana: no solo existimos en este universo, el universo también existe en nosotros.


9º                                      FINAL DEL UNIVERSO

La ‘Gran Congelación’ o la ‘Muerte térmica’ es el escenario que para muchos científicos es el más probable sobre lo que ocurrirá con el Universo si continúa en expansión. Se cree que las estrellas se apagarán y la mayor parte del Cosmos quedará sumergido en la oscuro. Además, las galaxias colapsarían en agujeros negros, casi toda la materia se descompondrá y solo quedaría radiación, sin ninguna posibilidad de albergar vida.

Otra teoría sobre el destino final del Universo que cobra fuerza es la del Gran Desgarro. Se trata de un “escenario dramático”, reconoció Marcelo Disconzi, el matemático que lideró este estudio. “La idea del ‘Gran Desgarro’ es que eventualmente todo, incluso la materia, se comenzaría a separar. Todos los átomos serian desgarrados”.
Siguiendo la Teoría del Big Bang sobre el inicio del Universo, el Cosmos sigue en expansión. Se sabe que la tasa de expansión está acelerándose. El Big Rip propone que la expansión será cada vez más rápida hasta llegar a un extremo de expansión eterna, en la que toda la materia del Universo se disgregara en partículas elementales.


La ‘Gran Implosión’ o el ‘Gran Colapso’ es otro de los posibles escenarios sobre el final de nuestro Universo. En esta teoría, la expansión del Cosmos, producida por el Big Bang, comenzará a frenarse, y se iniciará una contracción del Universo. Esto implica que todos los elementos volverán a comprimirse, destruyendo la materia hasta llegar a un punto en el que podría suceder un nuevo Big Bang.
La teoría del ‘Gran Rebote’ propone que no habría existido un Big Bang al inicio del Universo, sino un ‘rebote’ en el que el Universo actual se forma de los restos de un universo que está colapsando en lugar de ser completamente nuevo.

Los investigadores sugieren que los efectos la mecánica cuántica podrían prevenir que el Universo colapse y se destruya a sí mismo en un periodo de contracción (Big Crunch). En lugar de ello, el Universo transitaría de un estado de contracción a uno de expansión, sin colapsar completamente. 
“La mayor sorpresa de nuestro trabajo es que con él podemos describir los primeros instantes del Big Bang caliente con la Mecánica Cuántica, y todo bajo unos supuestos mínimos y basados en la materia presente en el Universo. Asumiendo esos supuestos, el Big Bang fue solo un rebote en el que una fase de expansión siguió a otra previa de contracción”, indicó el investigador Neil Turok.

Estudios similares el Boson de Higgs apoyan la teoría de un ‘falso vacío’ que colapsará en miles de millones de años. Se cree que un evento llamado ‘Vacuum Metastability* tiene la posibilidad de alterar nuestro Universo.
De acuerdo a numerosas interpretaciones, el Universo no terminaría de esta forma. En vez de ello, cada cierto tiempo ocurriría un evento cuántico que haría que el Cosmos decaiga de un falso vacío a un estado vacío, el universo se divide en varios nuevos mundos. En algunos de estos nuevos mundos, el universo decae, y en otros continúa como antes. 


10º 
Un planeta Tierra deshabitado por humanos podría ser un lugar escalofriante para muchos, pero fascinante para otros. 
En el libro científico The World Without Us "El mundo sin nosotros", el autor se basa en una serie de investigaciones científicas y relatos de expertos para
describir la forma en que las ciudades y hogares se habrían de deteriorar, cuántos artefactos artificiales prevalecerían y cómo evolucionarían las formas de vida restantes. 

Se concluye que los barrios residenciales pasarían a convertirse en bosques dentro de un período no mayor a 500 años y que los desechos radiactivos, las estatuas de bronce, los plásticos, así como el monte Rushmore (la montaña tallada), quedarían como unas de las pruebas más perdurables de la presencia humana en el planeta.
"Las plantas añorarían seguramente la música de Beethoven, y muchas especies nos agradecerían haber dejado los puentes, otra de las maravillas creadas por el ser humano. Ahora bien, ¿la Tierra en su conjunto nos echaría de menos? Habría que poner en una balanza la destrucción y la creación causada por el hombre [...] Prefiero dejar esa cuestión en el aire": Alan Weisman, autor de El Mundo sin Nosotros.


¿Es posible que la Tierra se quede sin humanos?
Aunque muchos conocen con claridad esta respuesta, otros aún se preguntan si es posible que nuestra raza pueda extinguirse totalmente algún día. 
Para esto debemos saber que la Tierra posee una edad de alrededor de 4.500 millones de años, y el ser humano no alcanza ni medio millón de años en ella. La Tierra por lo tanto ha pasado la mayoría de su edad actual sin nosotros, y por ella han pasado muchísimas especies que ya se han extinguido.  
En la actualidad, bastaría con una sola pandemia lo suficientemente poderosa y masiva para exterminar nuestra raza. Otras causales de esa desaparición podría ser responsabilidad de los desastres naturales y del mismo hombre, con sus avances tecnológicos y prácticas destructivas. 



La historia del Universo 

La teoría que mejor explica cómo se formó el universo es la teoría del Big Bang. Esta teoría establece que en sus inicios todo el universo completo se concentraba en un mismo lugar. Toda su materia y energía se encontraba comprimida en un punto infinitamente pequeño conocido como una singularidad. Aún se desconocen las leyes físicas aplicadas a dicho instante. Algo inexplicable hizo que le universo explotara y así comenzara la expansión que vemos hoy.

El universo inicial era muy pequeño, de manera que todo sucedió muy rápido comparado con las escalas de tiempo de los eventos actuales del universo. Al principio, el universo era muy pequeño y denso. A este estadio se le conoce como bola de fuego primaria . Durante el primer segundo sólo podían existir partículas elementales como los protones, neutrones y electrones. Pero el Universo se enfrió y expandió rapidamente. Durante los siguientes 500 000 años, la radiación electromagnética (luz) era lo más importante en el Universo, por lo que es conocida como la era radiación. Cuando el Universo se enfrió al punto donde los átomos más simples (hidrógeno) se pudieron formar, la radiación dejó de dominar y la materia prevaleció. La radiación de fondo de microondas fue producida en este momento. Así comenzó la era de la materia , en donde actualmente existe el Universo.
De manera que, ¿qué edad tiene el Universo? Entre los astrofísicos hay mucho debate sobre la edad real del universo. Pero todos están de acuerdo de que Universo tiene entre 10 y 20 miles de millones de años.

2ºEl Cosmos 
La cosmología es el estudio de la estructura global del Universo. Pero, ¿qué es el Universo?. El Universo es todo lo que existe. Sin embargo, desde la Tierra no podemos ver todo lo que hay en el Universo. Algunas cosas son obscuras (estrellas enanas marrones, planetas y Materia Obscura), y no podemos verlas. De hecho, debido a que la luz viaja a una velocidad determinada, cuando vemos hacia el cosmos, podemos ver atrás en el tiempo.
Los astrónomos observan increíbles estructuras en el Universo actual. Tales estructuras nos pueden decir mucho sobre la historia del Universo. También nos puede decir sobre lo que podemos esperar para el futuro del Universo y mucho más allá.

3ºGalaxias 
A principios de los años 1900, no hace mucho tiempo atrás, los astrónomos desconocían que existían otras galaxias más allá de nuestra Galaxia Vía Láctea . Cuando a través de sus telescopios vieron un pequeño parche en el cielo, lo llamaron nebulosas. Cuando lograron examinar ese parche de cerca, pudieron ver que algunas de las nebulosas tenían forma de espiral. De manera que los astrónomos las llamaron "nebulosas espirales" y consideraron que todas ellas eran parte de nuestra galaxia, de nuestra comunidad de estrellas.
Edwin Hubble estudió las "nebulosas espirales" y observó que estaban compuestas de estrellas. En realidad estas nebulosas no eran del todo nebulosas, sino otras comunidades de miles de millones de estrellas unidas por la gravedad - ¡galaxias!. De pronto, nuestro Universo se hizo mucho más grande. Nos dimos cuenta de que nuestra galaxia era tan sólo una de muchos miles de millones de galaxias en nuestro universo.
Hubble estudió y observó las galaxias durante largo tiempo, después de mucho tiempo se dió cuenta de que podía agruparlas de acuerdo a su forma: espirales, elípticas, o irregulares. Su trabajo nos ayudó a comprender que la apariencia de las galaxias depende de nuestro punto de vista y de que esta ocurriendo en las galaxias. 

4ºPlanetas alrededor de otras estrellas 
¿Sabías que se han descubierto cerca de que 200 planetas en órbita alrededor de estrellas distantes? En 1995 se anunció el hallazgo del primer planeta en órbita alrededor de una estrella como nuestro Sol. Desde entonces, ¡los astrónomos han continuado encontrando los nuevos planetas fuera de nuestro Sistema Solar, en un índice de más de un nuevo planeta por mes!
La estrella y su planeta se mueven en órbita entre sí. El planeta se mueve en una órbita amplia, mientras que la estrella apenas se bambolea.

5º Estrellas 
Los puntos de luz que ves en el cielo nocturno son estrellas. Que puedas ver las estrellas depende de lo brillantes que sean, y lo cerca que estén de la Tierra. Las estrellas son gigantes bolas de gas que hay en el espacio brillando en la oscuridad. El Sol es una estrella promedio que la Tierra orbita.
Revisa nuestra estadísticas de estrellas o visita la galería de estrellas para que aprendas más sobre estrellas en específico.
También puedes visitar intersantes ExploraTours que explican Cómo construir una estrella , y que te llevarán a tomar Un vistazo a la vida de las estrellas

6º Constelaciones 
Las constelaciones están formadas por estrellas brillantes que parecen estar cercas unas de otras, pero que en realidad están bastante separadas en el espacio. Las formas que ves dependen de tu punto de vista. Muchas sociedades veían patrones en las estrellas que formaban imágenes de dioses y diosas, o de historias de su cultura.
La mayoría de las constelaciones que conocemos se originaron en la antigua Grecia. Pero otras civilizaciones crearon sus propios patrones en el cielo de acuerdo a historias y personajes importantes para ellos.
Muchos advirtieron que los planetas, la Luna y los cometas se movian en el cielo de forma diferente.
Debido a la rotación de la Tierra y su órbita alrededor del Sol, dividimos las constelaciones en dos grupos. Algunas constelaciones nunca se ocultan y son conocidas como circumpolares. Las demás estaciones se dividen en constelaciones estacionales. Cuáles son las constelaciones circumpolares y cuáles las estacionales depende de la latitud donde te encuentras.

7º Entendiendo el cielo 
Por mucho tiempo, a gente se ha estado preguntando sobre lo que se ve en el cielo. Debido a nuestra curiosidad sobre el cielo, decidimos crear historias y mitos sobre lo que vemos él. Durante siglos, los astrónomos han querido explicar lo que vemos alrededor de nosotros de la manera más simple y mediante el uso de la ciencia.
Observando al cielo cuidadosamente, los astrónomos aprenden cómo trabaja el universo. Estudiando eclipses y los movimientos de los planetas, eventualmente los astrónomos se dieron cuenta de que la gravedad era responsable del movimiento del Sol, la Luna, y también las estrellas en nuestro cielo. Ahora sabemos que el movimiento de la Tierra es responsable de las estaciones.
Los telescopios nos permiten "ver" más lejos. Con ellos, podemos estudiar las estrellas y las galaxias, así como muchos de los misteriosos objectos en nuestro universo. 

8ºNebulosas - Polvo de Estrellas 
¿Por qué llamamos polvo de estrellas a las nebulosas? Porque el gas en las nebulosas forma nuevas estrellas, y las estrellas que están muriendo originan nebulosas de sus gases. Mientras las estrellas están hechas de gas muy denso y caliente, el gas de las nebulosas es frío y disperso. El agua es, por lo menos, 1 000 000 000 000 000 más densa que el gas de las nebulosas.
Hay nebulosas de diversas formas. Pero, por lo general, su apariencia se debe al tipo de fuente de energía que las ilumina. Hay gran dcantidad de gas que no podemos ver en la Galaxia. Para que las nebulosas puedan verse tiene que ocurrir algo especial.
Entonces, ¿qué es lo que hace que las nebulosas brillen? Depende del tipo de nebulosa. Algunas son responsables de la formación de nuevas estrellas. Estas son guarderías de estrellas y se conocen como regiones HII. Las estrellas jóvenes de las regiones HII son extremadamente calientes y suminstran gran cantidad de energía que ilumina las nebulosas. Algunas nebulosas son creadas por estrellas que están muriendo: restos de supernovas y las nebulosas planetarias que rodean a las enanas blancas . 


9º    La teoría más conocida sobre el origen del universo se centra en un cataclismo cósmico sin igual en la historia: el big bang. Esta teoría surgió de la observación del alejamiento a gran velocidad de otras galaxias respecto a la nuestra en todas direcciones, como si hubieran sido repelidas por una antigua fuerza explosiva.
Antes del big bang, según los científicos, la inmensidad del universo observable, incluida toda su materia y radiación, estaba comprimida en una masa densa y caliente a tan solo unos pocos milímetros de distancia. Este estado casi incomprensible se especula que existió tan sólo una fracción del primer segundo de tiempo.
Los defensores del big bang sugieren que hace unos 10.000 o 20.000 millones de años, una onda expansiva masiva permitió que toda la energía y materia conocidas del universo (incluso el espacio y el tiempo) surgieran a partir de algún tipo de energía desconocido.

La teoría mantiene que, en un instante (una trillonésima parte de un segundo) tras el big bang, el universo se expandió con una velocidad incomprensible desde su origen del tamaño de un guijarro a un alcance astronómico. La expansión aparentemente ha continuado, pero mucho más despacio, durante los siguientes miles de millones de años.
Los científicos no pueden saber con exactitud el modo en que el universo evolucionó tras el big bang. Muchos creen que, a medida que transcurría el tiempo y la materia se enfriaba, comenzaron a formarse tipos de átomos más diversos, y que estos finalmente se condensaron en las estrellas y galaxias de nuestro universo presente.

Orígenes de la teoría
Un sacerdote belga, de nombre George Lemaître, sugirió por primera vez la teoría del big bang en los años 20, cuando propuso que el universo comenzó a partir de un único átomo primigenio. Esta idea ganó empuje más tarde gracias a las observaciones de Edwin Hubble de las galaxias alejándose de nosotros a gran velocidad en todas direcciones, y a partir del descubrimiento de la radiación cósmica de microondas de Arno Penzias y Robert Wilson.
El brillo de la radiación de fondo de microondas cósmicas, que puede encontrarse en todo el universo, se piensa que es un remanente tangible de los restos de luz del big bang. La radiación es similar a la que se utiliza para transmitir señales de televisión mediante antenas. Pero se trata de la radiación más antigua conocida y puede guardar muchos secretos sobre los primeros momentos del universo.
La teoría del big bang deja muchas preguntas importantes sin respuesta. Una es la causa original del mismo big bang. Se han propuesto muchas respuestas para abordar esta pregunta fundamental, pero ninguna ha sido probada, es más, una prueba adecuada de ellas supondría un reto formidable.

10º  
El universo es la totalidad del tiempo y del espacio y tiene muchos misterios aun sin resolver y uno de ellos es si existe vida en otros planetas o satélites naturales. Se desconoce con exactitud cómo fue su origen, pues en las teorías hay ciertas paradojas y discusiones.
La Tierra tiene muchas especies, más de 30 millones posiblemente y aun no se descubre ni la mitad de ellas, sin embargo, las especies prehistóricas alcanzar un porcentaje total mayor. Se cree que hasta hoy ha desaparecido el 99,9% de toda la vida que jamás haya existido.
Origen del universo
El origen del universo se remonta hacia más de 14 000 años atrás, podríamos decir 14 500 millones de años. La teoría más conocida y aceptada es la "Gran Explosión".
La Gran Explosión (o Big Bang) sucedió cuando alguna vez se produjo una explosión (lo que la produjo se discute mucho) que liberó grandes cantidades de energía y partículas.


Las partículas eran partículas subatómicas que más luego se convertirían en 2 componentes: materia y antimateria. Los átomos de la materia tienen protones de carga positiva y electrones de carga negativa y los átomos de antimateria tienen protones negativos y electrones positivos. Si ambos componentes se tocan, explotan y se libera energía.
Origen de la Tierra
La Tierra apareció hace 4 500 millones de años, poco después de la aparición del Sol.
La Tierra se formó a partir de asteroides que chocaban entre sí y formaron una gran esfera que se atrajo por el campo del Sol y quedo orbitando alrededor de este.
Hace 4 000 millones de años la Tierra fue impactada por un enorme cuerpo llamado Sea. Al chocarse se produjo una enorme explosión que destruyó parte de la corteza y mantos terrestres, la cual se unió hasta formar la Luna.

Los gases del manto ascendieron a causa del impacto y formaron la actual atmósfera, la cual tiene más nitrógeno que cualquier otro componente gaseoso.
El magma que ascendió se secó con el tiempo y formó los continentes. Pero antes de secarse tenía consigo vapor de H2O que ascendió a la atmósfera.
El agua luego comenzó a descender al suelo quizás como un enorme diluvio mundial o de otra forma, pero de todos modos formó los mares, océanos, lagos y ríos.
Principios de la vida
Hace 3500 millones de años con la aparición del agua, de la atmósfera y de los continentes algunas moléculas comenzaron a unirse y a cumplir lo llamado "funciones vitales", sin embargo hay otras teorías para la aparición de la vida.
Los primeros seres vivos tenían células muy simples. Sin núcleo que contenga el material genético molecular, por lo tanto, este estaba esparcido por el citoplasma de la célula.

Hace 2 000 millones de años las células se volvieron más complejas. Apareció el núcleo y los demás organelos celulares como la mitocondria y las ribosomas.
Más tarde hace 800 millones algunas células coanoflageladas comenzaron a universo formando colonias y en un momento formaron un ser vivo propio: el primer animal. También aparecieron los hongos y las levaduras (no son plantas debido a que sus paredes celulares se componen de quitina y no de celulosa).
Los animales eran muy complejos en ese tiempo, pero si hoy existieran serían una de las cosas más simples.
Después del período edicariense los animales comenzaron a prosperar aun más y ese fue el origen de la Era Paleozoica que daría lugar a la aparición de las plantas.
Era Paleozoica y aparición de la vida vegetal
Hace 590 millones fue el comienzo de la Era Paleozoica, la cual terminaría con cambios ambientales drásticos y la aparición de muchas formas de vida como las plantas y nuevos animales.

Cada cierto tiempo en la historia de la Tierra ocurren sucesos catastróficos llamados extinciones masivas. Las extinciones masivas acaban con un gran porcentaje de la vida en la Tierra, de 70% a más.
La primera extinción masiva ocurrió hace 450 millones de años y los científicos propusieron dos teorías: el impacto de la radiación gamma o el enfriamiento de los mares.
La radiación o rayos gamma es un tipo de radiación electromagnética, es decir, son una combinación de campos eléctricos y magnéticos oscilantes que se distribuyen por el espacio transportando energía de un lugar a otro.
Hace 420 millones aparecieron las primeras verdaderas plantas. Aun no tenían hojas, pero si estructuras primitivas que les servían de muchísima ayuda en esos tiempos. Las plantas eliminaron el exceso de dióxido de carbono y la vida animal estaba lista para adentrarse en tierra firme.
Hace 377 millones de años comenzó el Devónico Superior y terminaría con una gran extinción masiva que aniquilaría al 70% de las especies existentes. Esta vez, los científicos creen que se produjo por la gran actividad de la pluma del manto.

11º    EL ORIGEN DEL HOMBRE

El suceso más antiguo que puede datarse en el universo que conocemos se remonta a unos 12.000 millones de años. En este primer instante, toda la energía (y todo el espacio) del universo se encontraba concentrada en un punto, que fue el origen de una gran explosión (big bang). Durante los primeros segundos, la temperatura era de más de un billón de grados y toda la energía se hallaba en forma de radiación. Durante los primeros 10 segundos se formaron las partículas elementales y al cabo de 15 minutos se formaron núcleos de hidrógeno y helio, en proporción de cuatro a uno. Unos 10.000 años después la temperatura había descendido a unos 100.000 grados y se formaron los primeros átomos de hidrógeno. Al cabo de unos 400.000 años el hidrógeno empezó a condensarse en nubes (las futuras estrellas), las cuales a su vez se agrupaban en cúmulos mayores (las futuras galaxias).

Hace 11.000 millones de años la temperatura del universo era de unos 3.000 grados, y se formaron las primeras estrellas: la gravedad hizo que los núcleos de muchas nubes de hidrógeno alcanzasen temperaturas elevadas, del orden de 15 millones de grados, lo que permitió la fusión del hidrógeno en helio, proceso que origina la emisión luminosa de las estrellas. Cuando las estrellas agotan el hidrógeno del núcleo son capaces de seguir generando energía fundiendo a su vez el helio en materiales más pesados. De este modo, en los núcleos de las primeras estrellas se formaron todos los elementos químicos que actualmente hay en la Tierra. En las estrellas más grandes, este proceso genera cada vez más energía, hasta que llega un momento en que la gravedad no es capaz de contenerla y la estrella explota lanzando al espacio gran parte de su materia. Esto sucede a una edad diferente según la masa de cada estrella. Las explosiones de estrellas llenaron el espacio de nuevas nubes de gas (esta vez relativamente rico en toda la gama de elementos químicos), a partir del cual se formaron nuevas estrellas, las llamadas estrellas de segunda generación, entre las cuales se encuentra el Sol.

El Sol empezó a brillar hace unos 5.000 millones de años. En esta época el universo se había enfriado ya a unos 100 grados bajo cero. Existen muchas teorías sobre cómo se formaron los planetas del sistema solar, pero fuera como fuera, la edad de la Tierra se estima en unos 4.600 millones de años. Al principio era una masa incandescente cuya superficie tardó relativamente poco en enfriarse. Parte de la atmósfera se licuó y se crearon así los mares y océanos. La composición química de la atmósfera y de los océanos era muy diferente de la actual: No existía la capa de ozono que actualmente nos protege de los rayos ultravioleta, la atmósfera soportaba una intensa actividad eléctrica. Estas condiciones fomentaron la formación en las aguas de compuestos químicos cada vez más complejos y variados: compuestos orgánicos que culminarían con la aparición de formas de vida.

La vida en la tierra surgió hace unos 3.500 millones de años. Se inició así un proceso evolutivo de animales y plantas del que tenemos pocos datos, pues las primeras formas de vida eran microscópicas y luego animales y plantas blandos (algas, gusanos) que no dejan restos fósiles. Este primer periodo de la vida se conoce como precámbrico, y se extiende hasta el momento en que podemos seguir más fielmente la evolución biológica a través de los fósiles. A partir de aquí, los biólogos dividen el tiempo en eras:
La era primaria o paleozoica comienza hace 570 millones de años. Se distinguen a su vez varios periodos:

En el periodo cámbrico abundan los trilobites, moluscos y crustáceos. En el periodo ordovícico (que se inicia hace 505 millones de años) siguen abundando los trilobites, se extienden los equinodermos y braquiópodos y aparecen los primeros peces. El periodo silúrico se inicia hace 440 millones de años. Aparecen peces acorazados gigantes, las primeras plantas terrestres y de pantanos, grandes escorpiones marinos. El periodo devónico empezó hace 410 millones de años. Aparacen los peces modernos y los anfibios, evolucionan las plantas terrestres. En el periodo carbonífero (iniciado hace 360 millones de años) se extienden los anfibios, aparecen los primeros reptiles, la tierra se llena de musgos y helechos, cuyos restos formarán las cuencas de carbón. En el periodo pérmico (que empezó hace 285 millones de años) se extienden los reptiles, mientras los anfibios pierden importancia, se extinguen los trilobites y aparecen las primeras coníferas.

La era secundaria o mesozoica empezó hace 245 millones de años. Su primer periodo es el triásico, en el que aparecen los primeros dinosaurios y grandes reptiles marinos. También aparecen los primeros mamíferos. Abundan los amonites, aparecen nuevas especies de plantas, se forman grandes bosques de coníferas. Durante el periodo jurásico (iniciado hace 210 millones de años) los dinosaurios dominan la Tierra. Aparecen reptiles voladores y las primeras aves, junto con nuevas especies de pequeños mamíferos. Durante el periodo cretácico aparecen las primeras plantas con flores. Al final del periodo se extinguen los dinosaurios y muchos otros reptiles, al igual que los amonites.

La era terciaria o cenozoica se inicia hace 65 millones de años. Comienza con el paleoceno, en el que proliferan los mamíferos. En el eoceno (hace 60 millones de años) aparecen nuevas especies de animales (caballos y elefantes primitivos) así como de plantas. El oligoceno se inicia hace 35 millones de años. Proliferan las plantas con flores, aparecen muchos de los mamíferos actuales, entre ellos los primeros primates. Hace 25 millones de años, en el mioceno, se multiplican los primates, especialmente abundantes en África.
Los primates vivían cómodamente en los árboles, alimentados de frutos, prácticamente sin predadores. Sin embargo, hace unos 14 millones de años las cosas empezaron a cambiar. Muchos primates se vieron obligados a abandonar su hábitat arbóreo. 

Tal vez su vida fácil condujo a la superpoblación y algunos grupos fueron expulsados de los bosques, hacia las sabanas, un ambiente hostil para unos animales incapaces de digerir hierba y pobremente dotados para la caza. De esta época datan los restos más antiguos conocidos de una especie de primate llamada Ramapithecus, que pobló buena parte de Europa, África y Asia (el primer ejemplar se encontró en la India). En su esqueleto se advierten vestigios de posición erguida. Podemos suponer que estos primates desplazados compensaron su debilidad formando manadas, al estilo de los mamíferos cazadores. La postura erguida favorecía que cada miembro de la manada pudiera mantener contacto visual con los restantes, de modo que podían avisarse más eficientemente si detectaban algún peligro. Así pues, la selección natural favoreció a los individuos mejor dotados para la "incómoda" postura erguida.

El Ramapithecus se extinguió hace 8 millones de años, pero no era el único primate expulsado del paraíso. Hubo más especies en sus mismas circunstancias que sobrevivieron más o menos tiempo. En general, estos monos cazadores reciben el nombre de homínidos. Desde hace unos 6 millones de años fueron apareciendo en el este de África varias especies de homínidos agrupadas por los biólogos bajo el género Australopithecus. En realidad son los primeros a los que se puede aplicar sin discusión el calificativo de homínido: paulatinamente, las distintas especies de Australopithecus fueron adquiriendo la postura erguida como postura habitual y su capacidad craneana -aun siendo pequeña en comparación con la del hombre actual- fue aumentando. Lo que estaba sucediendo era que los homínidos compensaban sus pocas dotes de supervivencia con un incremento de sus habilidades: la postura erguida hizo que ya no necesitaran sus manos para caminar, y pronto aprendieron a usarlas para matar presas pequeñas con piedras, potenciaron su agilidad, su capacidad de comunicación y su capacidad de observación, y todo ello se corresponde fisiológicamente con un incremento de la complejidad neuronal de su corteza cerebral.
El plioceno se inicia hace unos 5 millones de años, con un enfriamiento del clima que provoca la extinción de muchos grandes mamíferos. Sin embargo, los Australopithecus proliferaron y se vieron obligados a extenderse, pues no había muchas presas a su alcance y una pequeña porción de territorio no podía alimentar a muchos individuos. Poco a poco fueron ocupando todo el este de África, desde Etiopía hasta el extremo sur. La naturaleza proporcionó entonces una ayuda más a los homínidos: la maduración retardada. En un momento dado, aparecieron homínidos con un defecto genético: nacían prematuramente y su crecimiento era demasiado lento.

 A primera vista, esto era un grave inconveniente: con el tiempo, las crías llegaron a nacer sin pelo, sin dientes, con la caja craneal todavía sin soldar, sin capacidad de andar, y tardaban un tiempo desmesurado en valerse por sí mismas. Sin embargo, estos inconvenientes eran compensados con creces por una única ventaja: una infancia más larga implicaba mayor tiempo para aprender. En efecto, las crías de los primates actuales muestran un alto grado de curiosidad durante su relativamente breve periodo juvenil, pero después ésta desaparece casi por completo. Los homínidos conservaron su interés por observar y aprender durante toda su vida, y esto los hizo notablemente más inteligentes. Ésta es la razón por la que la selección natural estimuló la maduración retardada, que se fue agudizando a lo largo de las sucesivas especies de homínidos. Hace unos 2.5 millones de años apareció entre los Australopithecus una nueva especie que ya no puede englobarse en este género. Se trataba del Homo habilis, al que, como vemos, los biólogos le han asignado el nuevo género llamado Homo.

El Homo habilis superaba a los Australopithecus en capacidad craneana y en inteligencia. Como muestra de ello, nos encontramos con que el Homo habilis fue el primer homínido que aprendió a tallar piedras para hacerlas cortantes o punzantes. Dispuso así de armas de caza significativamente más eficientes. Con la aparición del género Homo y su habilidad para fabricar útiles de piedra se inicia la llamada Edad de Piedra, cuyo primer periodo se conoce como paleolítico y cuya primera etapa, a su vez, es el paleolítico inferior. El Homo habilis se extendió rápidamente por los territorios habitados por los Australopithecus. Poco después de su aparición se produjo un drástico cambio climático: las temperaturas descendieron notablemente en todo el planeta. Desde el precámbrico, la Tierra había pasado por varios periodos de frío conocidos como glaciaciones, algunas de las cuales habían extinguido a algunas especies, pero ésta era la primera glaciación que arrostraban los homínidos.
Evidentemente, las condiciones de vida empeoraron. La caza fue más escasa y los inviernos eran periodos de hambre. Pese a ello, los homínidos se adaptaron a las circunstancias. Más aún, en plena glaciación, hace 2 millones de años, surgió una nueva especie del género Homo: el Homo erectus. Con él da comienzo la era cuaternaria, cuyo primer periodo se conoce como pleistoceno. La glaciación duró cerca de un millón de años, es decir, hasta hace 1.5 millones de años, pero la era cuaternaria reservaba cuatro glaciaciones más, separadas por breves periodos interglaciares.

La primera glaciación de la era cuaternaria se inició hace algo más de 1 millón de años y fue más intensa que la anterior. La competencia entre las distintas especies de homínidos terminó con la extinción de los Australopithecus poco después del inicio de la glaciación y la del Homo habilis hace 800.000 años. El Homo erectus sobrevivió, entre otras cosas porque aprendió a valerse del fuego. Por aquel entonces no sabía producirlo ni controlarlo, sino que se lo encontraba cuando un rayo incendiaba un árbol. Tal vez aprendió a conservarlo como algo valioso. La glaciación terminó hace unos 700.000 años y no debió de pasar mucho tiempo hasta que el Homo erectus aprendió a controlar el fuego. Esto le supuso una mayor protección frente al frío y los animales carnívoros, así como la posibilidad de alimentarse de la carne de muchos animales que difícilmente podía digerir en estado crudo.
La segunda glaciación de la era cuaternaria se extendió desde hace 600.000 años hasta hace algo más de 300.000 años. Durante esta época el Homo erectus aprendió a organizarse para cazar grandes mamíferos. Su modo de vida era ya muy similar al de otros mamíferos cazadores, pues su inteligencia había compensado ya con creces su inferioridad física.

Así pues, la adversidad climática ya no era un obstáculo serio para el Homo erectus, que empezó a proliferar, pero, al igual que les ocurrió a los Australopithecus, se encontró con que cada pequeño grupo requería una gran cantidad de territorio para cubrir sus necesidades, por lo que se extendió paulatinamente por toda la Tierra. No obstante, el número total de habitantes nunca debió de superar el medio millón. Tras un breve periodo interglaciar sobrevino la tercera glaciación, desde hace algo más de 200.000 años hasta hace algo más de 100.000 años. A su término el Homo erectus ya ocupaba medio planeta: poblaba toda África, buena parte de Asia y casi toda Europa (excepto el norte). También había aprendido a fabricar cabañas que le protegieran de la intemperie en ausencia de cuevas naturales, que hasta entonces habían sido su único refugio.
Durante la tercera glaciación surgieron las primeras formas de dos nuevas especies: el Homo sapiens y el Homo neanderthalensis. En Alemania se encontró un fósil preneandertalense de al menos 200.000 años y en Israel se ha encontrado un fósil de hace unos 100.000 años antecesor del Homo sapiens, en compañía de restos neandertalenses y de los últimos vestigios de Homo erectus, que se extinguió hace unos 90.000 años. Con la aparición de estas especies se inicia el paleolítico medio.

La capacidad craneal de las nuevas especies triplicaba a la del Homo habilis. En un primer momento, las diferencias entre los Homo neanderthalensis y los Homo sapiens eran pequeñas, al igual que las diferencias culturales respecto al Homo erectus. No obstante, al principio de la cuarta glaciación, hace unos 80.000 años, encontramos ya una cultura neandertal claramente definida. Entre sus nuevas costumbres se encontraba la de enterrar a los difuntos, y entre sus nuevas habilidades la fabricación de flechas. Respecto a las inhumaciones, no es razonable suponer en ellos una capacidad de pensamiento abstracto o religioso, pero sí podemos entrever cierto grado de autoconciencia. La selección natural fomentó la existencia de relaciones afectivas de los padres hacia los hijos en mayor grado que las usuales en otros animales, pues unas crías absolutamente inválidas no podían sobrevivir sin una buena dosis de paciencia en sus progenitores. Probablemente, sus crías fueron las primeras en reír como recurso para agradar y mantener la atención de sus padres. Estas relaciones afectivas debieron de mantenerse entre adultos, de modo que llegaron a sentir el dolor de la muerte e hicieron lo posible para evitar que sus cadáveres fueran alimento de las fieras.

El Homo sapiens y el Homo neanderthalensis se extendieron por Europa, Asia y África. Cazaban todo tipo de animales y se adaptaron con eficiencia a cada medio ambiente. Hace unos 40.000 años el Homo sapiens se convirtió en el primer poblador humano de Australia. Hace unos 35.000 años empezó a manifestar su superioridad cultural frente al hombre de Neandertal, dando inicio así al paleolítico superior. Una buena prueba de esta superioridad es que la población mundial pasó en un tiempo muy breve de poco más de un millón de habitantes a casi cinco millones. A esta época corresponden los restos más antiguos conocidos de arte prefigurativo (incisiones y marcas decorativas en hueso y en piedra). Las primeras muestras conocidas de arte figurativo (cabezas y cuartos delanteros de animales pintados en piedra) datan de hace unos 30.000 años.

 Este avance hay que asociarlo a una significativa evolución intelectual. Es imposible poner fechas a esto, pero el hombre adquirió la capacidad de pensamiento abstracto, es decir, la capacidad de pensar en algo sin necesidad de ningún estímulo externo que le impulsara a ello. Así mismo desarrolló el lenguaje articulado: los homínidos llevaban mucho tiempo comunicándose entre sí con gran eficiencia, pero siempre mediante signos cuyo significado lo fijaba el contexto (un grito en un momento dado podía ser la señal de iniciar un ataque conjunto a una presa, o el indicio de algún peligro cuya naturaleza había que percibir directamente, etc.). El lenguaje articulado suponía la posibilidad de aludir a algo de forma unívoca independientemente del contexto. Tal vez las figuras esquemáticas fueron al principio un método de ponerse de acuerdo en el significado de las palabras, de convenir qué caza iban a buscar, tal vez se quedó como costumbre hacer dibujos de las presas que esperaban cazar, tal vez llegaron a imaginar que dibujar los animales era una forma mágica de atraerlos. Es difícil saber cómo concebían el mundo estos primeros hombres.

A medida que el Homo sapiens fue cobrando conciencia de su existencia en el mundo debió de percibir su debilidad e impotencia frente a la naturaleza: había animales feroces a los que era mejor no enfrentarse salvo extrema necesidad, otros, en cambio, podían ser dominados con habilidad. Por otra parte, nada había que hacer contra las fuerzas del cielo, los rayos y los truenos. Sin duda el Sol y la Luna debieron de intrigarle. Probablemente llegó a la conclusión de que en el cielo habitaban seres muy poderosos y de humor voluble, a los que era mejor tener contentos, pues ejercían gran influencia sobre la tierra. En manos de estos seres estaba que hubiera o no buena caza, que las mujeres tuvieran o no hijos... La imaginación del Homo sapiens ante lo desconocido pudo ir por mil caminos diferentes, creando creencias de toda índole, acompañadas de ritos y costumbres. Es difícil saber qué finalidad concreta tendrían los objetos que hoy calificamos de "manifestaciones artísticas". Se conocen estatuillas femeninas fabricadas desde hace unos 27.000 años. A partir de aquí se van produciendo imágenes pictóricas, bajorrelieves y esculturas cada vez más perfeccionadas.

Hace unos 25.000 años se extinguió el hombre de Neandertal, con lo que el Homo sapiens pasó a ser la única especie humana sobre la Tierra y ya podemos referirnos a él simplemente como "el hombre". Aparte de mínimas diferenciaciones raciales, no se ha producido ninguna evolución fisiológica importante desde entonces. La extraordinaria evolución del hombre ha sido puramente cultural. Hace al menos 23.000 años el hombre pobló América por primera vez. Accedió a ella desde Siberia, cruzando un estrecho de Bering seco (el nivel del mar era inferior al actual a causa de la glaciación) o helado. Así, el hombre no tardó mucho en poblar la práctica totalidad de la Tierra.






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