La Historia y vida de los Artistas Callejeros del Mundo
Según la entidad que los agrupa, el número casi se duplicó; bailarines, músicos y malabaristas recorren zonas turísticas y barrios; reclaman una regulación que los proteja
Cada vez son más los bailarines, músicos, clowns, malabaristas y estatuas vivientes que actúan en subtes, plazas y calles de la ciudad. En total, son unos 2000 artistas a la gorra los que siguen en la tendencia mundial de grandes capitales, en las que es habitual que la gente disfrute de espectáculos gratuitos.
Según el Frente de Artistas Ambulantes Organizados (FAAO), el número de involucrados en el circuito prácticamente se duplicó: pasaron de ser unos 1250 durante los últimos años a más de 2000 en la actualidad. En una recorrida, LA NACION pudo comprobar que no sólo se instalan en sitios turísticos -como la llamada plaza Francia o San Telmo-, sino también en casi todos los barrios porteños.
“La gente que se reúne en círculo alrededor nuestro se relaja, se descomprime. El mejor regalo es que nos brinden su sonrisa”, comentó Alejandro Cabrera, saxofonista de Jamaicaderos y presidente de la organización que agrupa a los artistas callejeros.
“Ellos alegran la ciudad. Cuando salgo del banco para almorzar, me quedo un rato escuchándolos”, dijo Fernanda Estévez, fan de La Roma Jazz, un grupo de mendocinos que toca en la peatonal Florida. “Les doy dinero para ayudarlos y para que sigan actuando acá”, aseguró mientras, bailando, depositaba un billete en una boina sobre el improvisado mantel que, de tanto en tanto, era pisoteado por señores de traje.
En la cuadra siguiente, casi llegando a Diagonal Norte, tocaba el clarinete Melisa, vecina de Villa Pueyrredón y miembro del grupo de payasos de circo La Equilibruja. Más allá, el malabarista internacional Germán Welchli hacía rodar por sus brazos una serie de pelotas; su práctica, explicó, es el arte milenario de los juglares. “En Buenos Aires se vive un ambiente amigable.
En Barcelona te persigue la policía, pero acá podés trabajar bien. Cuando hago mis shows en los vagones de la línea A, pongo música zen bajito para no molestar”, detalló.
Por lo general, estos artistas son jóvenes, llegan de diferentes puntos del país y hacen del arte urbano su único medio de subsistencia o lo utilizan para pagar los estudios. Algunos poseen instrumentos, pero otros se las arreglan como pueden: por ejemplo, dos enormes tachos de pintura invertidos pueden servir como tambores de batería.
Sebastián Zoppi, que hace música con baldes en la city, fue descubierto por el ex Pink Floyd Roger Waters, quien lo sumó a uno de sus recitales en River, le regaló una batería y lo llevó de gira por Europa.
A Zoppi y al resto de artistas que se presentan en la calle ni el frío, ni la lluvia, ni el cansancio los detienen. Su sueño es convertirse en estrellas como Rod Stewart, Lou Reed, Louis Armstrong, Bob Dylan, Billie Holiday o Norah Jones, quienes se iniciaron como artistas callejeros.
En el ámbito local, Facundo Arana tocaba el saxo en la línea D a los 17 años, antes de ser actor. También así comenzaron grupos de rock como Arbolito, Los Tipitos, Los Gardelitos y Viejas Locas, que durante años actuaron gratis los domingos en el parque Centenario.
Tensión
Para la mayoría de los vecinos y comerciantes, los artistas que pasan el sombrero son un atractivo que le imprime color y alegría a la ciudad.
Sin embargo, algunos se quejan, especialmente cuando suena la música a volumen alto. Para Cabrera, el problema es que las actuales leyes no son lo suficientemente claras: “El decreto 1239/93 permite actividades artísticas en plazas y paseos porteños, siempre que no produzcan deterioros en los espacios que utilicen.
Pero esto choca con la ley 1540, que delimita los máximos de vibraciones permitidas y las áreas de sensibilidad acústica”. En esta norma se suelen basar las autoridades para imponerles contravenciones; Cabrera acumula 62. Pero, aseguró, el público es tan fiel que hasta los turistas lo defendieron cuando la policía lo echó con su saxofón de la plaza.
En rigor, el arte a la gorra no está prohibido en la Capital, aunque tampoco está permitido. Según el Ministerio de Ambiente y Espacio Público, “se está trabajando junto con la Legislatura en la evaluación de proyectos” regulatorios.
El Frente de Artistas Ambulantes indicó que el diputado Pablo Ferreyra ingresó la semana pasada un proyecto impulsado por ellos. El texto prevé que deben respetar el nivel de ruido máximo establecido por la ley 1540 y no pueden obstruir la libre circulación de personas ni el acceso a comercios; también, que sus pertenencias no pueden ser decomisadas ni retenidas.
Experiencias en otras ciudades del mundo
París
Francia
Es frecuente escuchar música de violines en el metro de París, pero no todo es tan romántico y bohemio como parece. Para asegurarse de que el trayecto sea agradable, la empresa transportista RATP somete a los violinistas a un riguroso casting; además, dos veces por año los ya instalados deben probar que jamás desafinan. El jurado está integrado por especialistas, empleados de RATP y pasajeros que se anotan espontáneamente para participar.
Londres
Inglaterra
Londres es probablemente la capital mundial de la música callejera. El Underground realiza un concurso llamado Rhythm of London, en el que selecciona a 70 buskers, o músicos callejeros. Varios artistas actúan al aire libre un día determinado, las filmaciones se cuelgan en la Web y luego la gente vota online a sus diez favoritos, quienes, además de ganar premios, obtienen licencia para tocar durante un año en el subterráneo.
Nueva York
La ley Music Under New York determina los 25 espacios donde los seleccionados se turnan para actuar. Cada primavera se elige a los mejores mediante un consejo de evaluación compuesto por músicos, profesionales de la industria, representantes del metro y miembros de organizaciones artísticas locales. En el Central Park, se les prohíbe cantar o tocar en áreas consideradas “tranquilas”, identificadas con carteles.
Normativa en conflicto
El decreto N° 1239 de 1993 permite actividades artísticas en plazas y paseos de la ciudad, siempre que no produzcan deterioros en los espacios que utilicen. De carácter restrictivo, impide cualquier tipo de amplificación por medios electrónicos.
Paralelamente, la ley N° 1540 de control de la contaminación acústica regula la emisión de ruidos y vibraciones en el espacio público; no incluye razón para impedir el uso de amplificadores, siempre que el volumen emitido no supere los topes máximos establecidos.
El proyecto 809-D-2016, que acaba de presentarse en la Legislatura, habilita a actuar a los artistas callejeros sin exigir un permiso formal. Les prohíbe obstruir la circulación de las personas y el acceso a locales comerciales; también dañar el espacio público y fijar un precio por la actividad. En cuanto a los ruidos, prevé que se ajusten a la ley 1540. Y establece que sus pertenencias no pueden ser decomisadas.
Día Internacional de los Artistas Callejeros
Londres es una de las principales ciudades donde el arte reina por encima de todo, es la capital europea del teatro, y además, es espectacular la cantidad de músicos y artistas callejeros con los que puedes encontrarte en cada rincón de la ciudad. Por ello, la plaza de Trafalgar Square acogerá durante los dos días de este fin de semana a todos estos artistas tan talentosos, coincidiendo con el Día Internacional de los Artistas Callejeros (23 de julio).
Artistas callejeros en Trafalgar Square
El Festival de Busk en Londres es un gran escaparate para todos esos artistas que quieren mostrar su gran talento. Durante estos dos días se podrá disfrutar de diferentes actos como magia, actuaciones musicales y artes visuales, combinando teatro físico, habilidades circenses y actos de comedia.
Por otra parte, se llevarán a cabo talleres de pintura, música y danza para dar una oportunidad a los asistentes, todos ellos son completamente gratuitos y los horarios y plazas se pueden encontrar en la página web del Festival. También hay diferentes atracciones, como el autobús Gibson para sentirte toda una estrella del rock, tatuajes de henna y degustación de platos en una caravana de 1940.
Le entrada al festival es gratuita, pero se recomienda ofrecer propinas a todos los artistas que trabajarán para animar a los asistentes, ya que ese es su trabajo.
El Día Internacional de los Artistas Callejeros se celebrará en una gran cantidad de ciudades británicas, por lo que se pueden consultar otros eventos y horarios para no desperdiciar la oportunidad de disfrutar este fin de semana lleno de talento. Alrededor de 100 ciudades de todo el mundo homenajearán el talento de los artistas callejeros que recorren las calles de sus países.
Muchos músicos practican la música callejera como un hobby o para alcanzar una mayor perfección en su arte frente al público. Por otra parte también está la intención de conseguir un poco de dinero extra o en los casos extremos dinero para poder vivir.
Así gran parte de los músicos también suelen ser inmigrantes, sintechos o personas que se encuentran en paro o simplemente de clases sociales bajas. Algunos mendigos aprenden a tocar algún instrumento de forma básica para así poder aumentar sus ganancias.
Sin embargo, muchos músicos buscan simplemente hacer llegar al público su música, como pueden ser grupos o solistas estudiantes. Otras personas con sus actuaciones también están llevando a cabo su sueño participando así en movimientos sociales. A veces nos encontramos con verdaderos profesionales en este grupo artístico. Su filosofía es el hecho de endulzar el día a peatones, amas de casa, jóvenes, empresarios, etc., e intentar animar a la gente con su música.
Arte urbano
Engloba a todo arte que se expresa en la calle, normalmente de manera ilegal y describe el trabajo de personas que han desarrollado un modo de expresión artística mediante el uso de diversas técnicas como plantillas, posters, pegatinas, murales y grafiti entre las mas importantes, en una nueva forma de comunicación a través del texto, el contenido y la opinión social.
El arte callejero, al integrar sus elementos en lugares públicos muy transitados, pretende sorprender a los espectadores y suele tener un mensaje subversivo que critica a la sociedad con ironía e invita a la lucha social, la crítica política o simplemente a la reflexión.
Se llama grafiti a varias formas de inscripción o pintura, generalmente sobre mobiliario urbano. Es un término tomado del italiano, graffiti, plural de graffito, que significa marca o inscripción hecha rascando o rayando un muro y así llaman también arqueólogos y epigrafistas a las inscripciones espontáneas que han quedado en las paredes desde tiempos del Imperio romano.
Entre los romanos era muy común la costumbre de la escritura ocasional sobre muros y columnas, esgrafiada y pintada, y se han encontrado múltiples inscripciones en latín vulgar con consignas políticas, insultos y declaraciones de amor, junto a un amplio repertorio de caricaturas y dibujos en lugares menos afectados por la erosión, como en cuevas, muros enterrados, en las catacumbas de Roma o en las ruinas de Pompeya, donde quedaron protegidos por la ceniza volcánica. También existen todavía grafitis hechos por marineros y piratas que en sus viajes al pisar tierra dejaban sus seudónimos o iniciales marcadas sobre las piedras y grutas, quemando un trozo de corcho.
Los grafiti en España cubren las paredes, vallas, vagones de tren y de metro, escaparates, cierres de tiendas, quioscos de prensa, señales de tráfico, bancos en las vías públicas, puertas y mobiliario urbano de todo tipo, incluso tapias de cementerios y troncos de árboles. Normalmente son muestras de egocentrismo del autor que se dedica a emborronar todo lo que puede plasmando su firma por los máximos sitios posibles, carentes de una mínima estética y con mensajes que solo su autor ó allegados entiende, en una absurda competencia donde adquiere mas valor quién estampe su firma en los sitios más emblemáticos ó los más inacesibles, terminando por dar a la ciudad un aspecto penoso.
Podemos encontrar verdaderas obras de arte diseminadas por la ciudad realizadas por artistas como Keith Haring, ó la cara icónica famosa de Shepard Fairey, las pinturas geométricas de Eltono o los colibrís de Dan Witz. Son dignos de destacar los grafiteros narrativos, con contenidos siempre diferentes, algunos bastante espectaculares, como es el caso de Swoon, Banksy ó de nuevo Haring.
Algunos artistas usan la pintura o la tiza de forma abierta en la calle creando ilusiones ópticas increibles jugando con la perspectiva, como es el caso de Julian Beever que ha recorrido todo el mundo mostrando sus obras en las ciudades mas importantes. Beever deslumbra con su arte a los viandantes que quedan absortos con sus geniales y efímeras creaciones.
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