El Camino de la Esperanza
Frases de Esperanza en la Vida
1-Debemos aceptar la decepción finita, pero nunca perder la esperanza
infinita.-Martin Luther King, Jr.
2-La esperanza se levanta como un ave fénix de las cenizas de los sueños
rotos.-S.A. Sachs.
3-No debemos dejar que nuestros temores nos impidan perseguir nuestras
esperanzas.-John Fitzgerald Kennedy.
4-La esperanza es el pilar que sostiene al mundo. La esperanza es el sueño
de un hombre despierto.-Pliny the Elder.
5-La esperanza reside en los sueños, en la imaginación y en el coraje de
aquellos que se atreven a convertir sus sueños en realidad.-Jonas Salk.
6-Aprender de ayer, vivir para hoy, esperanza para mañana. Lo importante es
no parar de cuestionarse.-Albert Einstein.
7-La esperanza es como un camino; antes no había, pero cuando muchas
personas andan en el, el camino se hace real.-Lin Yutang.
8-No pienso en toda la desgracia, sino en toda la belleza que aún
permanece.-Ana Frank.
9-Una vez que eliges la esperanza, cualquier cosa es posible.-Christopher
Reeve.
10-Si no fuese por las esperanzas, el corazón estaría roto.-Thomas Fuller.
11-Donde no hay visión, no hay esperanza.-George Washington Carver.
12-Estoy preparado para lo peor, pero espero lo mejor.-Benjamin Disraeli.
13-Deja que tus esperanzas, no tu dolor, forme tu futuro.-Robert H. Schuller.
14-Toda sabiduría humana se resume en dos palabras: esperar y
esperanza.-Alexandre Dumas.
15-La esperanza es un sueño despierto.-Aristóteles.
16-Solo en la oscuridad puedes ver las estrellas.-Martin Luther King.
17-Siempre mantenemos en nuestros corazones el sentimiento más
hermoso y noble que distingue a los seres humanos: la esperanza.-Manel
Loureiro.
18-La esperanza es la única abeja que hace miel sin flores.-Robert Ingersoll.
19-La esperanza es ser capaz de ver que hay luz a pesar de toda la
oscuridad.-Desmond Tutu.
20-Vivir sin esperanza es cesar de vivir.-Fyodor Dostoevsky.
21-Deja que la perseverancia sea tu motor y la esperanza tu gasolina.-
Jackson Brown Jr.
22-La esperanza es paciencia con la lámpara encendida.-Tertullian.
23-La esperanza nunca te abandona, tú la abandonas.-George Weinberg.
24-Debemos liberarnos de la esperanza de que el mar descansará. Debemos
aprender a navegar con vientos fuertes.-Aristóteles Onassis.
25-La esperanza es importante porque puede hacer del presente un
momento menos difícil de superar. Si creemos que el mañana será mejor,
podemos superar una dificultad hoy.-Thich Nhat Hanh.
26-Me gusta la noche. Sin la noche, no podríamos ver las estrellas.-Stephenie
Meyer.
Meyer.
27-La esperanza es un talento como cualquier otro.-Storm Jameson.
28-Nunca te rindas. Espera solo lo mejor de la vida y actúa para
conseguirlo.-Catherine Pulsifer.
29-Juzgamos la sabiduría de un hombre por su esperanza.-Ralph Waldo
Emerson.
30-No hay nada como un sueño para crear el futuro.-Victor Hugo.
31-Sin esperanza no hay desesperación. Solo hay sufrimiento sin sentido.-D.
Morgenstern
32-En un tiempo de destrucción, crea algo.-Maxine Hong Kingston.
33-El optimismo es la fe que guía al logro. Nada se puede hacer sin esperanza
y confianza.-Helen Keller.
34-Siempre nos hemos agarrado a la esperanza, la creencia, a la convicción
de que hay una mejor vida, un mejor mundo.-Franklin D. Roosevelt.
35-La esperanza es el faro que apunta a la prosperidad.-Edward Counsel.
36-La esperanza es pasión por lo que es posible.-Soren Kierkegaard.
37-No hay medicina como la esperanza, ningún incentivo tan grande y ningún
tónico tan poderoso como la expectativa de algo para mañana.-Orison Swett
Marden.
38-No eches a perder lo que tienes deseando lo que no tienes; recuerda que
lo que tienes ahora fue una vez una de las cosas que solo esperabas.-
Epícuro.
39-Cuando hemos perdido todo, incluso la esperanza, la vida se convierte en
una desgracia y la muerte en un deber.-W. C. Fields.
40-Nunca hables de derrota. Usa palabras como esperanza, creer, fe y
victoria.-Norman Vincent Peale.
41-Nunca se da tanto como cuando se dan esperanzas.-Anatole France.
42-La esperanza es la materia prima con la que la fe construye la casa.-Rex
Rouis.
43-Puedes tener esperanza sin fe, pero no puedes tener fe sin esperanza.-
Randy Furco.
44-Dicen que una persona necesita solo tres cosas para ser verdaderamente
feliz en este mundo: alguien a quien amar, algo que hacer y algo por lo que
tener esperanza.-Tom Bodett.
45-Todo lo hecho en el mundo se hace por la esperanza.-Martin Luther.
46-La esperanza es la fe tendiéndonos la mano en la oscuridad.-George Iles.
47-Mientras que desear y esperar te hace un soñador, actuar y hacer te hace
alguien que puede convertir sueños en realidad.-Nan S. Russell.
48-Algunos ven un final sin esperanza, mientras que otros ven una
esperanza sin fin.
49-La esperanza vieja es la más dura de perder.-Barret Browing.
50-El mundo continúa, la causa resiste, la esperanza aún vive y los sueños
nunca deberían vivir.-Edward Kennedy.
El camino de la esperanza
Muchos vemos en algún momento de nuestras vidas que la vida se vuelve como un cáncer que uno tiene que sobrellevar.
Al parecer, no hay como hacer
que termine la crisis por la que pasamos.
Sin embargo, no se debe desperdiciar una buena crisis, ya que suele ser una
magnífica oportunidad para aprender de algo, si sabemos aprovecharla y para
ello, nada mejor que sacar a flote los valores como la paciencia, el esfuerzo,
la perseverancia, la fortaleza y una mentalidad de optimismo.
Soy de los que cree que en la vida no hay premios ni castigos, sino
consecuencias, y nuestro futuro será una consecuencia de lo que hagamos
hoy. Paul Guth decía “A veces nuestra suerte sería tener mala suerte.
Ciertos triunfos son engañosos.
Ciertas derrotas preparan lejanas victorias.” Dios aprieta, hasta que uno no
pueda más, pero no te ahoga, es justamente así como se forman los
campeones, y es así como debiera tratarnos un entrenador que nos quiere y
quiere sacar lo mejor de nosotros.
En ese momento, que mal la pasaremos,
pero sin ese entrenamiento que nos dejó exhaustos, sin aliento, sin fuerzas,
a lo mejor, no hubiésemos llegado a correr la maratón.
La desesperación en las relaciones personales se hace cada vez más visible.
Todos luchamos contra la soledad. Nos sentimos desvinculados.
Parece como
si careciéramos de hogar, y lo buscamos en el matrimonio, en la amistad, en
la comunidad. Angustiados, buscamos un sentido de pertenencia, de arraigo,
de solidaridad. Este ansia de aceptación se expresa muy a menudo de
manera violenta. «Ámame, por favor», decimos, «no puedo vivir sin ti.
Tienes que calmar mi necesidad. Tienes que llenar ese doloroso vacío con el
que ya no puedo vivir».
El matrimonio, la amistad, la sexualidad, la intimidad atraviesan una crisis
muy profunda.
A veces tengo la sensación de que la vida entre las personas
se parece a unos dedos estrechamente entrelazados. Las personas, tan
hambrientas unos de otras, desean estar cada vez más cerca, cada vez más
estrecha mente unidas: «Tú pareces satisfacer mis necesidades.
Unámonos.
Vivamos juntos. Fundámonos en un solo cuerpo». Entonces, de repente,
llegamos a un punto a partir del cual no podemos avanzar. Finalmente, nos
decimos uno a otro: «Hemos sido amigos durante mucho tiempo y, sin
embargo, nos sentimos solos»; o bien:
«Llevamos casados muchos años y,
sin embargo siento que en realidad no me comprendes». «Hemos vivido en
comunidad durante mucho tiempo y no nos sentimos a gusto unos con
otros». La situación se torna realmente dolorosa, y li gente dice: «Quizá
debiéramos separarnos e intentarlo de nuevo». Y lo hacen. Pero tampoco
funciona.
A veces esta forma de fricción lleva a una ruptura, provocando una soledad
aún más profunda, precisamente porque k hemos intentado con tanto
empeño. Y viene la desesperación.
Nuestro deseo más grande es tener un
hogar; pero cuanto más lc intentamos, tanto más constatamos que todo se
hace pedazos. Y no sabemos qué hacer. La gente termina suicidándose por
pura soledad y depresión.
arraigadas en este primer amor divino.
Este amor nos capacita a cada uno de
nosotros para reconocer al otro como hermano o hermana. Se nos dice que
amemos a Dios con toda la mente, con todo el corazón y con todas las
fuerzas; que descubriremos a nuestro prójimo en ese amor. Sobre esta base
podemos unirnos a otros y edificar juntos un hogar.
Unas veces estamos muy lejos unos de otros; otras veces estamos muy
cerca. En cualquier caso, tenemos un hogar si estamos anclados en el amor
divino. No tenemos que resolver el problema de nuestra soledad si estamos
arraigados en el amor de Dios. No nos amamos unos a otros porque nos
necesitemos desesperadamente. Al contrario, podemos permanecer juntos
en fidelidad porque unos y otros estamos arraigados en ese amor primero.
De esta forma, nuestro amor mutuo se convierte en un testimonio mutuo de
ese amor divino primero.
nuestro corazón ese amor primero incondicional que nos permite amar al
prójimo libremente y no de un modo posesivo. Jesús nos dirige esta palabra
de esperanza en nuestro mundo lleno de violencia, tanto en nuestras
familias como en nuestras comunidades. En nuestras relaciones personales,
la vida moral no es suficiente. Debemos vivir también la vida mística, una
vida abrazada por el Dios que dice: «Os amo plena e incondicionalmente».
El segundo nivel de desesperación es global, mundial. Jesús experimentó
también en el sepulcro esta desesperación. Durante cierto tiempo he
intentado encontrar una forma &e concretar esta desesperación. Lo que he
descubierto, finalmente, es el hecho de nuestra inmensa fascinación por la
destrucción y la muerte. La vemos por todas partes. Gastamos miles de
millones de dólares en fabricar armamentos que, si algún día llegani emplear-
se, destruirán a millones y millones de personas, y posiblemente todo el
planeta. Hay una enorme fascinación por ese poder que tenemos de eliminar
la vida. De alguna forma, es posible que haya inclusa en nosotros algo que
quiere «apretar el botón», ver qué sucede.
A veces parece que preferimos la seguridad de la muerte antes que la
inseguridad de la vida. La muerte es fija. Es definitiva. Es segura. La vida es
impredecible, abierta. Nunca sabemos adónde nos llevará. Hay algo en
nosotros sometido a la tentación de escoger la muerte, porque al menos
sabemos lo que vamos a sacar. He visto a personas que viven como si
trataran de mantener el equilibrio al borde de un abismo. Están nerviosas,
inseguras por no saber si lo conseguirán. Finalmente, resuelven el dilema
saltando. Al menos ya ha pasado; se suprime la tensión. En un mundo como
el nuestro, con tantas tensiones e inseguridades, muchos escogen la
seguridad de la muerte.
La vida es siempre pequeña. Es siempre vulnerable. Nunca grita ni chilla.
Siempre necesita protección y guía. Decir «sí» a la vida significa estar
dispuestos a ver la vida pequeña que intenta nacer en nuestro corazón, en
nuestro cuerpo, en nuestra mente, entre las personas. La muerte es siempre
atractiva. La muerte resplandece; es siempre grande y ruidosa. Hace estallar
las cosas a su paso. Debido a que la vida es muy pequeña, nunca es posible
ver cómo acontece. ¿Acaso has visto alguna vez cómo crece un árbol?
¿Puedes ver a un niño crecer? El crecimiento es muy suave, muy tierno. La
vida está fundamentalmente oculta. Es pequeña, y mendiga un cuidado y una
protección constantes. Si te comprometes a decir siempre «sí» a la vida,
tendrás que convertirte en una persona que opte por ella cuando está
escondida.
cualquier forma en que se presente la vida no nacida, la vida en el corredor
de la muerte, la vida de los discapacitados graves, la vida de los deprimidos y
los sin techo, empezamos a infundirnos esperanza mutuamente. Hasta que
comencé a lavar a Adam no había experimentado nunca la esperanza tan
concretamente. Adam fortaleció mi esperanza. No era optimismo. Adam no
mejorará jamás. Pero ofrece esperanza. Esta esperanza puede formar un
vínculo muy fuerte entre personas que están dispuestas a ir donde la vida es
frágil y está escondida. Y nos lleva al núcleo del cristianismo: proclamar
juntos la vida acercándonos cada vez más a los abatidos y a los pobres.
Estamos llamados a ser un pueblo de esperanza. Juntos podemos afrontar
nuestra desesperación, ya sea personal, global o eclesial. Y juntos podemos
encontrar al Señor resucitado que sale de su sepulcro de desesperación,
dispuesto una vez más a amamos primero. Al abrazarnos, Jesús nos da la
esperanza que necesitamos para encontrar y vivir la vida que él ha ocultado
en nosotros y en el mundo.
El comienzo de mi vida fue difícil, pero hoy que estoy recorriendo el camino
de la plenitud, sé que todo lo maravilloso se puede lograr cuando activamos
el poder interior y la inspiración y así aprovechar la esperanza.
Para mi la esperanza tiene una valiosa fuerza y ha sido lo que me ha
sostenido a lo largo de toda mi vida. Recuerdo muchos momentos de
dificultad que atravesamos en ese período de mi vida y siempre estuvo en mí
esa sensación de que las cosas van a estar mejor. Aunque hubiese un
desafío, o que ese momento presente no fuese el mejor, yo tenía la certeza
de que el futuro siempre traía mejores circunstancias y experiencias.
Estas y muchas otras vivencias han hecho darme cuenta de mi misión de
vida, la cual es llevar, transmitir esperanza, enseñando que empoderamiento
e inspiración son las claves para poder aprovecharla. De allí nace mi nueva
empresa: El Poder de la Esperanza.
¡Este mensaje es para ti!
Si no crees en ti, o no conoces la gran fuerza interna y creatividad que tienes, aunque haya una meta, faltará la acción. Como consecuencia será
difícil lograr lo que deseas. Pero siempre hay esperanza, porque puedes
aprender a descubrir tu poder interior y sacar fuerza de cada desafío para
impulsarte.
Hay mucho que aprender sobre lo que se necesita para crear lo que se
quiere. Por mi parte, se que una chispita de Dios está en nosotros. Por esto
también se que tenemos con qué materializar los deseos de nuestro
corazón. Si no sabes cómo hacerlo, permíteme servirte. Será para mí un
placer ayudarte a conectar con tu empoderamiento e inspiración.
El ciclo de la esperanza
La esperanza es ese convencimiento interno de que lograremos aquello que nos hemos propuesto.
Se supone que la fuerza de la esperanza nos elevará por encima de los
se insatisfacciones de la vida y nos llevará a donde queramos ir
¡Todo es posible! ¡Si mantienes la esperanza viva, puedes conseguir aquello
que te propongas!
¿Es esto cierto? Rotundamente, no.
El punto de partida
Una actitud positiva es necesaria para lograr lo que quieres; es una parte
importante, a veces imprescindible para motivarte, pero no lo es todo.
La esperanza no sirve de nada si no partes del lugar adecuado
Por mucho que trates de convencerte de que lograrás algo, es improbable
que lo consigas si no sabes dónde ir exactamente, cómo llegar y qué
necesitas para avanzar hasta tu propósito.
Te conoces a ti mismo? Conocerse a uno mismo supone ser consciente de
las propias limitaciones y capacidades.
¿Qué es lo que te has propuesto? ¿Sabes qué es lo que se necesita para
conseguirlo?
¿Has elegido tu camino? Si te conoces bien y sabes lo que quieres, ¿cuál es la
ruta que seguirás?
¿Estás preparado para sacar provecho de las oportunidades y de los fracasos
que experimentes?
Las respuestas a preguntas como ésas son necesarias y no brotan
mágicamente de la expresión: “¡Lo conseguiré!”
Lograr un buen resultado no es el final de la vida; lograr uno malo, tampoco.
Habrá aciertos y errores; éxitos y derrotas.
Cuando se acierta o se tiene éxito, la esperanza queda intacta. Cuando se
falla o se fracasa, puede debilitarse.
Ahí es donde conviene hacer acopio de lo aprendido: de todos los
conocimientos y experiencias, y alimentar más que nunca la esperanza
Cada pensamiento, cada mensaje positivo, cada reflexión y cada
historia de vida, es una enseñanza que ayuda a avanzar mejor en
el sendero de la vida...
Existían millones de estrellas en el cielo.
Estrellas de todos los colores: blancas, plateadas, verdes, doradas,
rojas y azules.
Un día inquietas, se acercaron a Dios y le dijeron:
Señor Dios, nos gustaría vivir en la tierra entre los hombres.
Así será hecho- respondió el Señor.- Las conservaré a todas
ustedes pequeñitas, como son vistas, para que puedan bajar para la
tierra.
Cuéntase que, en aquella noche, hubo una linda lluvia de estrellas.
Algunas se acurrucaron en las torres de las iglesias, otras fueron a
jugar y anclaron con los juguetes de los niños y la tierra quedó
maravillosamente
iluminada. Pero con el pasar del tiempo, las estrellas resolvieron
abandonar a los hombres.
¿Por qué volvieron?- preguntó Dios, a medida que ellas iban
llegando al cielo.
Señor, no nos fue posible permanecer en la tierra. Allá existe
mucha miseria y violencia, mucha maldad, mucha injusticia.
Y el Señor les dijo:
¡Claro! El lugar de ustedes es aquí en el cielo.
La tierra es el lugar de lo transitorio, de aquello que pasa, de aquel
que cae, de aquel que yerra, de aquel que muere, nada es perfecto.
El cielo es el lugar de la perfección, de lo inmutable, de lo eterno,
donde nada perece.
Después que llegaron todas las estrellas y verificando su número,
Dios habló de nuevo:
Nos está faltando una estrella. ¿Será que se perdió en el camino?
Un Ángel que estaba cerca replicó:
No Señor, una estrella resolvió quedarse entre los hombres.
Ella descubrió que su lugar es exactamente donde existe la
imperfección, donde hay límite, donde las cosas no van bien,
donde hay lucha y dolor.
¿Mas qué estrella es esa?- volvió Dios a preguntar.
Es la esperanza Señor. La estrella verde. La única estrella de
ese color.
La tierra estaba nuevamente iluminada porque había una estrella
verde en el corazón de cada persona. Porque el único sentimiento
que el hombre tiene y Dios no necesita tener es la esperanza.
Dios ya conoce el futuro y la esperanza es propia de la persona
humana, propia de aquel que yerra, de aquel que no es perfecto,
de aquel que no sabe como será el futuro.
Reciban en este momento esta estrellita en su corazón:
¡La Esperanza!...
La importancia de mantener la fe y esperanza viva en el corazón, es
lo que te da la fuerza, para seguir avanzando y vencer todos los
obstáulos que te presente la vida.
Cada ser desconoce la fortaleza que posee y lo que es capaz de
realizar, por eso es que no hay que dejarse vencer por los
momentos difíciles y si a eso le agregamos la fe en Dios, el
corazón se llena de amor y paz
Que el amor y las bendiciones de Dios, esté en tu corazón y en
tu hogar .
LA ESPERANZA
Tenemos esperanza cuando recordamos todo lo que Dios ha hecho por nosotros, pues nuestra esperanza está en Él. Esperanza es igual que esperar,
siempre con certeza, esperamos su buen consejo, su buena palabra, su
regreso por nosotros a la tierra prometida.
Usted ve en el mundo, la gente afligida pues su esperanza no está puesta en
el autor y consumador de la Fe, mientras nosotros vivimos confiados que
podemos pasar pruebas, circunstancias, problemas, pero al final su
esperanza prevalece.
Los que no son hijos, viven viendo circunstancias, nosotros vivimos en
esa esperanza preciosa, siempre esperando resultados positivos, pues Él
siempre mueve su mano a nuestro favor.
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